Friday, December 29, 2017

Fines de 2017, 29 de diciembre


Un año mas termina, esta vez se completa un ciclo en donde nuestra hija Carolina termina 4to medio y con ello se finaliza las etapa escolar de mis hijos. Matías ya lleva dos años en la Universidad, sen ingeniería civil, el primer año optó por la Universidad Adolfo Ibañez y después de haberse farreado el año por flojo y solo jugar LOL con sus amigos, no fue cpapz de aprobar los requisitos exigidos por la Universidad. Como el puntaje se lo guardan un año con el mismo puntaje postuló a la Universidad de los Andes y con poco esfuerzo se mantiene aprobando los requisitos minimos y pasará a segundo año en ella.

Carolina enfrentó un año duro, cuarto con sus exigencias y ensayos para la PDU y una operación de ambas mandíbulas que duró 9,5 horas lo que significó un tremendo stress para ella y nosotros.

Para nosotros este año fue duro, estamos ambos sin pega en nuestras profesiones, bordenado los 60 y tratando de subsistir con los ahorros y haciendo servicios menores de distinta indole solo para mantener la moral alta.

Habrá cambio de gobierno y regresa Piñera con lo cual esperamos que se reactiven las oportunidades de trabajo.

Los opis cada dia mas complicados, la omi con parkinson que avanza inexorablemente y la tiene sin posibilidad de moverse por si sola con las extremidades que no obedecen a us instrucciones y en silla de ruedas. Cada dia habla mas bajito y ccuesta entenderle ya que los musculos se atrofian. El opi se quebró la cadera y dos costillas y no ha podido recuperarse del todo. Tambien se moviliza en silla de ruedas y en burrito.

Los sobrinos nietos se multiplican y ya son 6 del lado Vergara y 6 por el lado feige.


En fin un año duro pero también con satisfacciones de nuestros hijos, 


Wednesday, February 07, 2007

Nuevo Año 2007

Volvimos de vacaciones, y empiezo un nuevo año.
Cuesta retomar el ritmo despues de las vacaciones cuando estas han sido tan buenas.

Muestras vacaciones fueron cortas pero intensas y relajadas. No necesitamos de grandes cosas para disfrutarlas... Solo naturaleza y gasn de pasarlo bien.

Nuestra primera semana nos fuimos de camping con los niños, un lugar seguro, limpio y con actividades para ellos y para nosotros un poco de libertad para efectuar largas caminatas en donde disfrutamos de la belleza del paisaje y de lo lindo del día.

Es decir, cambiamos de switch, para bajar las revoluciones, disfrutar juntos de momentos simples y darse tiempo para conversar y simplemente volver a disfrutar ele star juntos.

Los niños estuvieron bastante independiente y compartieron con otros niños en el camping.

Después nos fuimos a la montaña en donde disfrutamos de baños termales relajados a la luz de la luna, al aire libre y en medio d eun espectacular silencio.

Espero que estas vacaciones sean nuestro refugio para cuando inmersos en el quehacer diario, la rutina nos agobie, podamos sentir revivir con intensidad esos momentos.

Espero que todos lleguen con las mismas ganas!!

Sunday, August 21, 2005

MI VECINO RAFAEL

NUESTRO VECINO RAFAEL

Hoy nuestro hijo Matías estaba jugando a la pelota y en una de esas la pelota cayó inevitablemente en la casa del vecino.

Matías me pidió que lo acompañara a buscar la pelota, por lo cual fuimos a tocar el timbre en la casa del vecino. El salió y le pedimos que nos entregara la pelota y nos retó sin mediar palabra. Sentí que nos agredió sin motivo alguno.

Por lo menos ya sabemos que ninguna de las pelotas que se caiga en esa casa la podremos recuperar.

Me molestó la actitud de este vecino, al que nunca lo hemos agredido, por el contrario, mientras vivía su madre, constantemente me preocupaba y si podía ayudarla en algo, lo hacía.

Este cincuentón, tiene una rabia incontrolada y supongo que es porque hace años que no tiene un trabajo estable, es separado y tiene un hijo al cual no vé.


Supongo que es eso lo que lo hace ser un mal vccino.

Que pena, las crisis son para enfrentarlas, ponerle el hombro y salir adelante. Creo que
gran parte depende de nosotros y somos nosotros queines podemos cambiar nuestra realidad para mejorarla y hacerla lo suficientemente buena para que la disfrutemos.

Estimado vecino, te recomiendo que atines!! Ya que este podría ser el último día que tienes.
Ayer fui al supermercado y me encontré con mi amiga Kena. La conozco desde hace seis años, la misma edad que tiene mi Carolina. Trabajábamos juntas en la misma empresa cuando Erick y yo recibimos la fantástica noticia de que tendríamos a nuestra segunda hija Carolina, por supuesto que instantánea, ya que no pasé los nueve meses guatona, pero igualmente esperada y deseada.

La Kena escuchó el llamado por teléfono que recibí ese día (1999) a principios de Julio en que nos avisaron desde la Casa de Acogida que fuéramos a buscar a nuestra niña.

La Kena junto a otro colega bajaron a comprarme un pilucho amarillo y pañales para mi hija, mientras Erick y yo, hacíamos las diligencias para dejar nuestros trabajos a mediodía y preparar la logística de nuestro viaje al Sur en busca de Carolina.

Toda mi familia nos ayudó a preparar las cosas que necesitábamos y partimos ese mismo día a las 15 horas, en auto, al encuentro de Carolina.

La Kena me trajo todo esos recuerdos a mi mente, y es por eso, que aunque ya no trabajamos juntas, me une a ella un especial cariño.

Mi amiga Kena, es del Sur, es muy activa y emprendedora. Nos encontramos, ayer en el supermercado, interrumpimos las compras, y nos pusimos a tomar un café para actualizar nuestras vidas.

Ella es soltera, y está super contenta ya que está viviendo con su sobrina que se vino a estudiar a Santiago. Su vida ha tomado un rumbo diferente, y eso la entretiene.

Pienso en mis muchas amigas solteras, que no han podido disfrutar de compañía , mujeres valiosas, cultas y bonitas. No encuentro una explicación a este hecho, siempre pienso en que hubo escasez de hombres en nuestra generación y también una brecha casi cultural frente al modelo de mujer típico de esa época.

Ojalá que las nuevas generaciones de mujeres puedan sentirse siempre acompañadas, y que no las agobie la soledad.

Mi amiga Susana también soltera, se ha creado un mundo alrededor de su enorme familia y creo que no se ha sentido sola hasta ahora, pero es gracias a que tiene un proyecto sólido, no libre de complicaciones pero que estoy segura que las puede salvar sin grandes dificultades.

Por mi parte, estoy feliz de sentirme acompañada y tener un mismo proyecto con Erick. Queremos ser familia y ver a nuestros hijos crecer sanos, felices e íntegros

Sunday, August 07, 2005

Siempre me ha interesado escribir, pero no le dedico tiempo.
El tener un blog me permite escribir y darme un pequeño gusto..

El cuento que escribí y que adjunto mas abajo, nació de una de las experiencias mas difíciles que nos tocó vivir (a mi marido y a mi).. la pérdida de nuestra hijita Paulita, solo cuando lo escribi logré empezar a sanar..

SUEÑOS DE AYER Y DE HOY
por Amalia Christie


Estaba refugiada en mi cama, como todos los domingos, muy sumergida al fondo de las sábanas, en donde, sólo mis ojos quedaban afuera para mirar a través de la ventana. Los rayos solares de una tibia mañana se colaban por doquier, algunas nubes locas corrían vertiginosas , adelante iba una nube grande, negra y gorda. Esa era la nube padre, un poco más atrás, una nube blanca, que era la mamá y junto a ella iban cinco nubecitas blancas que parecían cabritas por lo gordas y crespas. Esas eran las hijas.
A través de las nubes imaginaba que yo era una de ellas, tendría mi marido nube y varias nubecitas por hijas. Así sería, cuando yo fuera grande.

Ayer me decía mi abuela, que cuando yo fuera grande me casaría, con un joven apuesto como lo hizo mi prima Virginia. Como buena esposa, tendría que ser dueña de casa y también, sería bueno que tuviese una profesión, que fuera independiente económicamente. Trabajas medio día y por la tarde te dedicas a criar a los niños y atender tu casa. ¡Ah !- pero cuidado con descuidar la familia- me decía, los hijos deben ser bien cuidados .

Recordaba las palabras de mi abuela, mientras una a una pasaban las nubes y sus familias, en el sueño que recreaba desde niña. Esta vez estoy sentada en la playa, acompañada de mi amiga Alejandra y como en muchas oportunidades, la playa Mar Azul estaba desierta, y disfrutábamos de una tibia tarde primaveral. La brisa , que nos llegaba del fuerte oleaje, interrumpía nuestro ensimismamiento. Comentábamos que ya eramos profesionales y que ambas habíamos cumplido uno de nuestros sueños. Ambas ejercíamos una profesión y queríamos aportar en las áreas de la enfermería e ingeniería , con nuestras ideas y conocimientos. Para completar nuestro sueño, nos faltaba formar una familia.

Intentos no nos habían faltado, pero ni ella ni yo, habíamos sentido a ciencia cierta estar enamoradas. O también, solíamos pensar que exigíamos demasiado de una relación de pareja. De todos modos, sabíamos que queríamos compartir nuestras vidas y proyectos , donde el amor fuera la base de nuestros matrimonios.

Tiempo después, encontré a mi compañero, aquel personaje que se filtró en mi vida , sin que yo me diera ni cuenta. Sucedió en un momento de mi vida en la que sentía que no existiría pareja para mi, y en la cual , producto de un fallido intento, había abandonado todo interés y me había volcado de lleno en mis actividades profesionales que lo llenaban todo.

Sin embargo, Erick y yo, decidimos después de un año y medio de pololeo, en la cual enfrentamos varios problemas, que nos costó abordar y solucionar , que nos amábamos por sobre todas las cosas y que queríamos compartir nuestras vidas.

Así lo comunicamos a nuestras familias y amigos, y en una fría y helada tarde de invierno celebramos nuestro matrimonio. Esa fiesta era el inicio de nuestro proyecto común, donde como todos, deseábamos tener hijos, para entregarles amor y compartir con ellos nuestra tan especial forma de vida. Valoramos lo que cada persona y lo que la naturaleza nos ofrece. Disfrutamos mucho realizando actividades que a ambos nos fascinan, desde contemplar el término del día o caminar por debajo de un bosque donde los árboles son los reyes del entorno y conversar animadamente de nuestros proyectos y de nuestro futuro.

El primer tiempo después de nuestro matrimonio, nos dedicamos a organizar nuestros espacios y disfrutar al máximo uno del otro, pero llegó el día en que ya queríamos que llegara un hijo. Deseo que como muchas parejas jóvenes también constituía la secuencia lógica de nuestro amor.

Sentada nuevamente en la playa de Mar Azul, esta vez con Erick, me encontraba sumida en mis sueños. Miraba las nubes y veía la nube papá, la nube mamá y las nubecitas de hijas. Aquel sueño que aún recordaba y pensé en todo lo que había hecho en mi vida. Esta vez un paso más se cumplía en mi sueño. Me sentía tranquila y feliz , ya que me encontraba afortunada de compartir mi vida con alguien tan excepcional como Erick.

En ese momento, conversando con Erick, decidimos que era tiempo de solicitar ayuda médica, dado que el ansiado hijo, no llegaba . Pasamos innumerables meses de tratamiento y estudios con el único propósito de engendrar un hijo. Muchas veces, sentía que nuestra relación de pareja, se había convertido en algo ficticio, ya que el centro de nuestras vidas estaba convertido en exámenes y análisis médicos , y que habíamos perdido algo esencial. Los meses se sucedían incansablemente, la ansiedad crecía pero nuestra fé, en que Dios nos proporcionaría este regalo hacía que mantuviéramos la desesperanza controlada.

No estabamos solos, otras parejas estaban en lo mismo, y al llegar al Centro de tratamiento, miraba a mi alrededor, adivinaba en los rostros de otras parejas, distintas historias que en parte compartíamos veladamente.

Erick y yo , imaginábamos como sería si llegábamos a esperar un hijo, nos proyectábamos en como sería nuestro embarazo y como lo recibiríamos. Habíamos entregado toda nuestra fuerza y empeño en este deseo.

Sin embargo, al término de este ciclo, en la que no tuvimos éxito, y después de unos meses en las que rumiamos nuestro dolor, empezamos a buscar que era lo que haríamos con nuestro futuro. No teníamos nada claro, sólo que teníamos que rearmarnos y volver a la normalidad de nuestras vidas.

Erick y yo fuimos llamados al Centro Médico, donde nos informaron las razones por las cuales nuestros tratamientos habían fracasado y que en forma natural, no podríamos concebir un hiijo. El médico nos sugiere que muchas parejas se someten a tratamientos donde podíamos optar a semillas de donantes o que también podíamos adoptar un hijo.

Analizamos con Erick nuestra situación, y comprendimos que lo más importante , al tener un hijo no era el hecho de engendrarlo, sino que el hecho fundamental de compartir con él ese amor que nos unía como pareja. Queríamos que este hijo aprendiera a ser feliz, entregándole todo nuestro amor y cuidados.

Pero de adopción no sabíamos nada, y empezamos a conversar con amigos sobre el tema. Así fuimos a conversar una noche de Julio muy fría, con “Tito” y su mujer la “Tita”. Nos recibieron cálidamente en su casa , nos contaron su experiencia y al despedirnos, nos quedamos con la sensación de que no era fácil optar por un hijo chico y ojalá recién nacido. Que ironía, pensábamos que era algo fácil, ya que en las noticias era típico escuchar de recién nacidos abandonados a las puertas de un hospital, o en la calle bajo un árbol.

Nuestros amigos, llegaban a nuestra casa con algo de información sobre el tema, pero un día a principios de Septiembre, supimos de una guagua que había nacido en el Hospital San Ramón, ¡era una niñita !. Esa noche , fue dificil conciliar el sueño, no podíamos dormir, decidimos que al día siguiente buscaríamos un abogado que nos ayudara y fuera con nosotros para conocer la guagua. Erick se encargaría del abogado y yo de juntar la ropita y pañales que le llevaríamos.

Era Viérnes, y el día era soleado y tibio, era un bonito día, mientras iba en el Metro, rumbo al hospital, pensaba que no podía ser cierto, había llegado el momento y no me sentía preparada. También sentía miedo, ¿que pasaría si la madre se arrepentía ?, y ¿si el bebé no se acostumbra ? y otras preguntas y dudas llenaban mi cabeza .

Nos juntamos con Erick, en la puerta del hospital, y fuimos a la unidad de neonatología, donde nos recibió una enfermera y después de pasarnos delantales verdes, y de habernos aseado prolijamente las manos, pasamos a conocerla. Estaba envuelta en su sábana de hospital, en una cuna levemente inclinada, al verla sentí que era mía, y olvidé la dudas y las preguntas que me había formulado todo el día. A Erick le encantó, la tomó en sus brazos y la acunó como si la hubiese tenido siempre. Ella lloraba y Erick la arrulló hasta que ella se calmó. En la cuna estaba la hora, el peso y el tamaño , pero no tenía nombre. Sólo se indicaba el nombre de la madre.

Decidimos llamarla Paula. Era chiquita, muy menuda y muy morada. Tenía lindas facciones y parecía un sol. Prontamente apareció un enfermera que traía una mamadera. Nos permitió alimentarla y nos invitó a que fuéramos a visitarla en el fin de semana.

¡Estabamos contentos !,- no sólo nosotros-, nuestra familia fue a visitarla también . Todos nos felicitaban y nos deseaban lo mejor. A la semana de conocerla la sacamos del hospital, a la vez que iniciábamos los trámites para su adopción.

Ya en casa, la pequeña Paula empezaba a crecer, le gustaba permanecer despierta por largo rato, cosa que nos llamaba mucho la atención. Erick y yo, tuvimos que organizarnos. Erick manejaba bien la preparación de las mamaderas y yo me encargaba de mudarla. Erick quería que siempre hubiera música clásica cerca de su cuna. Compartíamos su alimentación. Ambos no nos cansábamos de contemplarla. Ella era un sol. La Paulita y Erick se entendían bien, cuando estaban juntos parecía que existiera un hilo misterioso que los unía y en el cual no estaba yo. A veces, sentía un poco de celo, por esa atracción que ambos se tenían. Me alegraba ver a Erick, entregando tanto cariño y amor. Con los sobrinos, siempre jugaba pero esto era distinto, aquí él se estaba dando por entero, y no lo ocultaba.

Los abuelos y tíos, y también amigos y primos, llenaron nuestra casa , todos querían conocerla. A toda hora nos encontrábamos acompañados y nos sentíamos bien. Nuestra primera hija, algo tan natural y espontáneo para la mayoría, era para nosotros algo tan especial. Y que nuestros amigos lo sintieran de esta forma , mejor aún. Pero siempre les advertía a ellos, mi mayor temor,-“ el proceso de adopción es muy largo, y cabe la posibilidad de que la madre se arrepienta”.

Ya casi la Paulita tiene un mes, era Lúnes y el abogado tenía que comunicarse con nosotros para saber como iba el proceso. Erick como siempre, nos había preparado el desayuno a ambas y se había ido a trabajar. Al poco rato, suena el teléfono, era el abogado. Yo apresurada y sin dejarlo hablar, le cuento que la Paula estaba exquisita, que exigía sus mamaderas sin parar de llorar y que ya estábamos acostumbrándonos con la idea. El abogado al que percibí nervioso, me responde que quiere vernos a Erick y a mi, cuanto antes. Instantáneamente le contesté,-¿ tenemos que devolver a nuestra hija ?, a lo que tristemente respondió que sí.

Había aparecido la madre, y la reclamaba para sí. No podía creerlo, brevemente le pedí que arreglara todos los trámites en el juzgado para devolverla cuanto antes. Ojalá inmediatamente. Colgué y me puse a llorar, mi intuición no me había fallado. Pero nunca esperé que sucediera, sentía que nos arrebataban un pedacito nuestro, pero también comprendí que la Paulita no era para nosotros. Pensaba que ella iba a estar bien con su propia madre, la cual también tenía el derecho a arrepentirse, solo que no entendía por qué nos tocaba a nosotros vivir esto.

Por lo general, no sucedía que la madre se arrepintiera, o así lo creía yo. Seguía llorando y entre sollozos llamé a Erick. Recién pisaba la oficina, cuando lo llamé y le dije que se devolviera, porque teníamos que entregar a nuestra hija.

Entre tanto, mi papá que sin levantarse, y en pijamas, llegó a nuestra casa a consolarme. El tampoco entendía. Pero era un dolor , mas allá de todo lo natural. Algo que ni siquiera había sentido ante la muerte de mi mamá. Sentía que nos habían robado una parte nuestra, y me dolía que no pudiéramos ver como crecería nuestra hija.

Cuando llegó Erick, nos abrazamos largamente, parecía que era un mal sueño , pero no, era real. Decidimos no dilatar más el asunto. Estábamos citado al juzgado de menores, a la una de esa tarde. La Paulita, sentía que algo pasaba, no quería dormir, y sólo se quedaba tranquila en nuestros brazos. Los papás de Erick, decidieron acompañarnos. No querían dejarnos sólo, más que mal, eran los abuelos de la Paulita, y no habían faltado un solo día en venir a verla. También estaban heridos.

Arreglamos a la Paulita con su ropa, su osito amarillo con pollitos, y la envolvimos en su saco de dormir, aquel que tiernamente había escogido Alejandra. Era un día de Octubre, gris, triste, que también lloraba nuestra despedida. Entramos al juzgado y nos sentamos en una galería techada, con frías baldosas y escaños de plaza.

No habían palabras que pudieran formularse, el dolor era muy intenso y ambos tratábamos de estar serenos. Sin embargo, nuestra pena era tan fuerte y juntos ,abrazados a la Paulita, llorábamos sin consuelo.

Mas allá , estaba nuestro abogado que al poco rato, nos hizo pasar a ala sala del actuario. Junto a ellos estaba la madre, una mujer joven, de rostro muy bonito y que expresaba inmadurez. Que podía saber ella de lo que estábamos sintiendo, del dolor que embargaba a nuestras almas, y que ni siquiera le importaba. El abogado nos pidió a la Paulita, a la que dejé en sus brazos, sólo pude decirle que la cuidaran mucho y cuando la entregó a su madre, y vi que su cara no expresaba sentimiento alguno, no pude contener mi llanto, que como grito desgarrador rompía el silencio de esa sala y su entorno. El abogado, dijo que no era necesario que permaneciéramos allí y desconsolados salimos al encuentro de los padres de Erick.

No antes de que la mamá de Erick, le dijera al abogado, lo cruel e inhumano de este sistema.

Quedamos vacíos y no encontrábamos consuelo. Sin embargo, nuestros padres, hermanos y amigos estaban ahí nuevamente para apoyarnos y acompañarnos. No estaba todo perdido, sabíamos que habíamos organizado nuestras vidas en torno a la Paula, y vimos que podíamos ser papás sin morir en el intento. Ese amor que le teníamos perduraría para siempre, ya que nuestro encuentro fue breve pero intenso. Sería nuestro trofeo y nuestro tesoro, porque habíamos sabido compartir nuestro amor.

Cada ida a Mar Azul, aprovechábamos de conversar largamente con Erick, y decidimos que a pesar de nuestra infinita pena por la Paulita, haríamos el intento de adoptar un hijo nuevamente. Esta vez nos informaríamos mejor, buscaríamos una entidad gubernamental que nos acogiera. Seríamos nosotros, quienes activamente escogeríamos en que institución buscaríamos ayuda.

Nuestros amigos, sentían nuestra tristeza, tanto así, que la Susana estaba impactaba, no dejaba de pensar como mitigar nuestra pena. Su compañero de oficina, Miguel,le preguntó el por qué estaba triste y le contó nuestro caso. El había adoptado dos niños y nos llamó para contarnos que a través de la institución “Papás ad Portas”, el había juntado los documentos y antecedentes que le solicitaron y no había tenido problemas. Nos contactó y presentó, y así comenzamos a juntar los antecedentes sociales, médicos y recomendaciones que nos solicitaron. De esta forma pasamos a integrar una lista de espera.

Esta institución sin fines de lucro, era el nexo para juntar madres que por motivos personales no podían quedarse con su hijo, y generosamente los cedían, y matrimonios que querían serlo y no podían concebirlos.

Cada cierto tiempo, llamábamos para saber si habían novedades, a lo cual siempre nos respondían con mucho cariño, que la lista no había corrido.

Asi , se acabó el año y comenzó un nuevo año. La Susana presionaba a Miguel para que también preguntara cuando llegaríamos a ser nosotros papás. Al regreso, de nuestras vacaciones de verano, visitamos la institución y compartimos con las personas que en ella trabajan. Constatamos una vez mas, que no habían novedades, la lista de espera seguía igual.

Llevábamos una semana de trabajo, cuando en una calurosa tarde, recibimos el llamado tan ansiado, ¡¡se trataba de un niñito ! !, y que si queríamos ser sus padres, a lo que respondimos rápidamente que si.

Lo fuimos a buscar a una casa de acogida, tenía nueve días de vida, y era muy pelucón. Le llevamos ropita para sentirlo un poco mas nuestro. Esta vez, no sentía miedo, ni incertidumbre, sabía que el se quedaba con nosotros. Era nuestro.

Erick, y yo, estábamos felices. Inmediatamente, llamamos a nuestra amiga Susana, para contarle que ya tenía un sobrino, el que habíamos definido de “plácido”. Al llegar a nuestra casa le esperaba a nuestro hijo, un ramo de flores, con una tarjeta nuestra donde lo invitábamos a ser parte de nuestra familia, los abuelos unieron a la nuestra, una tarjeta suya, con un mensaje de bienvenida.

Lo llamaremos Matías, ya que cuando pololeábamos con Erick, mi abuelita y Erick, tenían un diálogo que siempre era el mismo.. El la salubada, al llegar a la casa de mis padres, y ella imparajitablemente le contestaba con un ¡Hola Matías !. Erick le decía, ¡¡¡Nooo ! ! !, soy el otro- ¡¡soy Erick ! !. Y ambos se reían.

Matías, es sanito, y también muy llorón. No me cabe duda que su mamá lo quería un montón. No se cuales serán los motivos por los cuales le tuvo que dejar, pero ella puede tener la certeza que él siempre sabrá de lo mucho que lo amó y de su generosidad. Cuando lo tomé en la casa de acogida, lloraba, pero cuando lo sostuve en mis brazos, el tiernamente se aferró, y se quedó plácidamente dormido.

Erick y yo, lo disfrutamos y gozamos con cada nueva actividad, el es risueño y muy especial, le gustan las canciones infantiles y cada día nos sorprende más. También comparte nuestras caminatas, él en su coche y nosotros detrás. Erick quiere que un compositor que vive unas cuadras mas allá de nuestra casa, le escriba una canción.

Nuevamente, nos encontramos con Erick y Matías, sentados en la playa Mar Azul, yo ensimismada mirando las nubes,- allí va la nube papá “Erick”, le sigue una nubecita pequeña, se llama “Matías” y mas atrás otras más . Cuando le cuento a Erick sobre mi sueño de ayer , que me acompaña hasta el día de hoy, me comenta que falta otra nubecita, la Paulita, que aunque ya no está, la queremos igual.





A nuestro hijo,
Tantas veces, te imaginamos, y ahora ya eres real.
Nos cuesta un poco creerlo, pero aquí estás.
Queremos darte la bienvenida a nuestra casa, que la tuya será.
En ella, encontrarás un papá, que contigo siempre estará.
También hay una mamá, que más de un desvelo contigo pasará.

Erick y yo, queremos entregarte nuestro amor,
para que un día puedas vivir una vida plena y total.
Queremos entregarte la luna y el sol,
para que ambos te cobijen en la luz y en la oscuridad.
Que compartas tus juegos con las olas, las nubes y el mar.
Queremos que sepas que nuestro amor es incondicional.
Cuenta con nosotros ,
y nunca te olvides de mamá y papá,
que quieren verte fuerte y lleno de felicidad.
Tu mamá.